Por Julio Herrera

Portada Hispana conversó con Urphy Vásquez, Magíster en Gestión y Política en Innovación y Tecnología por la Pontificia Universidad Católica del Perú. “Nuestro país es mega diverso en recursos naturales y recursos energéticos, tiene  95% de los ecosistemas del mundo, 8 regiones naturales, tenemos energía solar, hidráulica, geotérmica, eólica,  de biomasa, tenemos un gran potencial energético, pero a pesar de esa riqueza somos energéticamente pobres. La pobreza energética también está relacionada con la pobreza estructural que sufre nuestra población en zonas rurales, urbanas o peri urbanas, lo cual se debe a la inacción del Estado y a la falta de políticas articuladas multisectoriales. No existe una política energética nacional que promueva las energías renovables. Somos el primer país en haber promulgado una ley de energías renovables sin embargo somos el último país en promover las energías renovables,  un país muy bueno en dar leyes pero muy malo en aplicarlas”, explica a Portada Hispana. Especialista en pobreza energética, un concepto poco aplicado en el Perú, Urphy Vasquez ha seguido estudios de post grado en Berkeley, la Universidad de Salamanca y en Sillicon Valley-California; diseñando y ejecutando diversos proyectos en materia socio ambiental. Actualmente es coordinadora del grupo de trabajo TINKUY: Energía, Territorio y Cambio Climático de la Pontifica Universidad Católica del Perú.

¿Qué es pobreza energética?

Podemos definir como pobreza energética a la carencia e insatisfacción de necesidades básicas en términos energéticos, como energía eléctrica, energía térmica y energía dinámica, como por ejemplo: conservación y cocción de alimentos, calentamiento del agua, el confort térmico que es la temperatura adecuada en el ambiente, el funcionamiento y el mantenimiento de sistemas productivos muy relacionado a la producción económica. A su vez la pobreza energética está relacionada con el gasto en  servicios energéticos por encima del 20% de los ingresos de la familia -según parámetros aplicados en países europeos y aún no en Perú- , es decir,  si yo pago más del 20% en servicios energéticos en función de mis ingresos estoy considerado energéticamente pobre, lo que quiere decir que estoy pagando servicios energéticos de mala calidad, ineficientes, con sistemas que presentan pérdidas de calor, pérdidas de energía eléctrica, o que no tengo equipamiento para proveerme de servicios energéticos eficientes, lo que se traduce en mayores gastos.

¿Este concepto de pobreza energética se puede aplicar a la realidad rural?

Efectivamente, la pobreza energética, desde una perspectiva rural o peri urbana o incluso urbana, está alineada a la insatisfacción de las necesidades energéticas a nivel doméstico o productivo, y a la ineficiencia de las tecnologías que prestan servicios energéticos incurriendo en mayores gastos para el coste y mantenimiento. El concepto de pobreza energética se aplica en el medio rural, a nivel nacional, como la existencia de comunidades o poblaciones que no cuentan con el acceso a energía básica para satisfacer necesidades básicas: Alimentación, cocción de alimentos, refrigeración, producción, confort térmico, iluminación, electrificación, etc.  En el medio urbano o peri urbano, de la misma forma, suceden los mismo problemas de insatisfacción.

Mg. URPHY VÁSQUEZ: » No hay políticas multisectoriales para afrontar la pobreza estructural, que se apliquen in situ, involucrando al Gobierno Central, al Gobierno Regional y a los gobiernos locales articuladamente».

¿Cómo se puede describir la pobreza energética en las zonas rurales del Perú?

En este punto sería necesario resaltar la variable del cambio climático en zonas rurales, que afectan a las  poblaciones vulnerables en territorios alejados o aislados, alto andinos o amazónicos, donde la variable del cambio climático aumenta los niveles de pobreza energética. Por ejemplo, las variabilidad climática en épocas de heladas en zonas alto andinas, o  de fríaje en zonas amazónicas, la pobreza energética se hace más latente por las manifestaciones climáticas que se presentan con mayor intensidad y con mayor durabilidad –las heladas pueden bajar a mucho menor temperatura como 35 grados bajo cero en vez de -10 o el fríaje en zonas tropicales durar meses en vez de días- el cambio climático exacerba  estas condiciones. Entonces si estamos hablando de una población vulnerable que no tiene recursos ni condiciones, el cambio climático va a afectar con mayor vulnerabilidad impactando en la salud de la familia, especialmente en niños menores de  cinco años y ancianos, que son la población más vulnerable, obviamente esta población no va a morir por la carencia de confort térmico sino por la inacción del estado,  desde en un enfoque de pobreza multidimensional, no solo por la pobreza energética sino también por la pobreza económica, la falta de servicios básicos en general, la desnutrición, la inseguridad alimentaria, la falta de postas médicas, la falta de médicos, de medicinas, las condiciones paupérrimas de las viviendas, es decir, la pobreza es estructural. No hay programas funcionales, solo paliativos e iniciativas desarticuladas ejecutadas por cada sector: Salud, Vivienda, Educación, Energía  y Minas, cada uno implementa proyectos dentro de su ámbito, Salud en postas médicas, Educación en colegios, Energía y Minas en electrificación, etc. pero no hay políticas multisectoriales para afrontar la pobreza estructural, que se apliquen in situ, involucrando al Gobierno Central, al Gobierno Regional y a los gobiernos locales articuladamente, eso no existe. Desde hace años existe un plan nacional integrado para afrontar las heladas en las zonas alto andinas liderado por la PCM, pero no se ejecuta con efectividad desde un enfoque sistémico y articulador. Lo he podido corroborar en 20 años de trabajo de campo.

¿Cómo se relaciona la pandemia actual causada por el coronavirus con la pobreza energética?

Con la crisis económica durante la pandemia existe una relación directa, como la variable del cambio climático que acrecienta cual círculo vicioso que se  retroalimenta, una familia pobre es más pobre energéticamente hablando, impactando en salud, educación, porque las variables se exacerban nivel social, productivo, las heladas afectan los cultivos, los animales, lo que se traduce en pérdidas de producción agrícola, pérdidas de producción agropecuaria, a nivel social, económica, impacta a todo nivel. Y en pandemia la población vulnerable rural es más vulnerable aun ante los efectos de la pandemia, dentro de la definición de pobreza multidimensional, poblaciones que no cuentan con recursos ni con capital para poder afrontar la pandemia, por ejemplo, alcohol, mascarilla, medicina, ni agua, donde no hay servicios básicos, energía eléctrica, ni saneamiento, ya sea en un medio rural, peri urbano o urbano sin recursos básicos, no se les puede pedir que sigan la normatividad y ni los protocolos para afrontar la pandemia sin antes haber satisfecho las necesidades básicas. Hay un relación directa, la pandemia acrecienta la vulnerabilidad del poblador, del mismo modo  que la crisis económica, ellos tiene que salir a trabajar, no hacen teletrabajo, necesitan salir, porque tienen que salir a trabajar para comer y subsistir.

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