PORTADA HISPANA

REDACCIÓN.-

La ausencia de seguridad alimentaria en el Perú es un problema que el país arrastra hace varias décadas, específicamente desde que empezó la última migración del campo a la ciudad como consecuencia de la violencia de Sendero Luminoso.

El abastecimiento de alimentos de las grandes ciudades se consigue pagando un alto precio que es la desnutrición y la anemia de millones de niños peruanos en el campo y en los cinturones de pobreza que rodean a las principales capitales: Lima, Chiclayo, Chimbote, Piura, Trujillo, Ica, Iquitos. La debilidad física y mental de nuestra población se ha visto traducida en cifras concretas durante esta pandemia: El Perú ocupa el segundo lugar en el mundo en fallecidos por millón de habitantes, después de Estados Unidos. El dato que se maneja a nivel mundial desde China, Europa hasta América Latina es que el coronavirus ha golpeado a los sectores sociales más pobres principalmente.

Estamos evaluando la crisis de seguridad alimentaria que es endémica en el Perú por un hecho real que ha llevado al fracaso al actual Gobierno en lo que respecta a la política aplicada para contener el avance del coronavirus en el país: La cuarentena fracasó y ha sido levantada de facto porque el pueblo simplemente empezó a desobedecer a la autoridad y se volcó desesperadamente a las calles en busca del sustento económico porque en el Perú no hay seguridad alimentaria. La total ausencia de una política de seguridad alimentaria en nuestro país –en todos los gobiernos de turno- ha sido la verdadera causa del fracaso de la medida de cuarentena. Si bien la informalidad económica, financiera y laboral del 70% de la Población Económicamente Activa PEA es uno de los factores por los que fracasó la medida de cuarentena, este hecho corresponde a la realidad comparativamente superficial con otros países en donde también se aplicaron las mismas medidas: cuarentena, aislamiento social, toque de queda, pago de bonos, etc. Atribuir el fracaso de la cuarentena al problema de la informalidad económica y a la ineficiencia en el pago de bonos es ocultar e invisibilizar un problema mucho más profundo y fundamental en el manejo de la economía del Perú, que es la ausencia total de seguridad alimentaria, la misma que es consecuencia de las políticas de economía neoliberal en el sector agrario y agroindustrial. El pueblo y los sectores más pobres del Perú –quienes no tienen contrato laboral por planillas, ni Internet ni cuenta bancaria-  necesitaron alimentos en la puerta de sus casas, distribuidos por el Estado, en plena emergencia. Pero esto no ocurrió.

POSIBLE CRISIS DE ALIMENTOS EN EL ÚLTIMO TRIMESTRE DEL 2020 Y POSIBLE COLAPSO DEL AGRO.-

La pandemia ha golpeado a todos los sectores productivos. Sería ingenuo e insensato pensar que no golpeará al sector agrario. Si durante la pandemia y la cuarentena hubo abastecimiento de productos y alimentos en los mercados es porque en el campo el agricultor seguía cosechando los productos que se sembraron antes de que la pandemia del coronavirus llegue al Perú. Pero la cuarentena y la crisis económica generalizada hacen peligrar la próxima siembra que debe tener lugar en los próximos meses de agosto – setiembre – octubre – noviembre –diciembre. Hasta este momento el Gobierno no ha mencionado nada con respecto a bonos agrícolas para hacer frente a la crisis económica ocasionada por la pandemia, ni ninguna otra medida de ayuda al campo para garantizar la próxima siembra, lo cual resulta realmente preocupante porque de por sí no existe ninguna política de créditos o préstamos al agricultor. De esta forma para los próximos meses es muy probable que los campesinos no cuenten con recursos para adquirir semillas, abonos, pagar mano de obra y poder sembrar los principales productos de demanda en las grandes ciudades. Ante este panorama, estaríamos en crisis de abastecimiento hacia el último trimestre del 2020, escasez de alimentos y el colapso del agro como resultado de la ruptura de la cadena productiva, con todas las consecuencias políticas, económicas y sociales que esto significa. La solución que podría plantear el Gobierno sería la importación de alimentos, lo cual empobrecerá mucho más el campo y terminará por quebrar la poca e incipiente agroindustria nacional.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here