Por Nandy Janeth Córdoba Morales

Directora ODM – Distrito de Carabayllo, LIMA

El país y el mundo viven una situación crítica a raíz de la pandemia del COVID 19; muchos dicen la enfermedad que los “ricos” han traído y que a los pobres los ha conllevado a más pobreza; si bien es cierto debemos guardar cuarentena y cuidarnos con todas las medidas de bioseguridad que nos menciona el Ministerio de Salud, hay algo claro, la pobreza no entiende de letras, la pobreza solo vive y busca que comer cuando ya no hay ingresos.

La consecuencia crítica de la cuarentena es la pobreza extrema, en la que las familias ya no tienen ingresos para subsistir, y la mejor forma que han logrado solventarse es a través de las ollas comunes solidarias; ¿Pero, qué implica ello? Pues consiste en que un grupo de vecinos se organizan y hacen una misma comida, donde todos suman de alguna u otra manera a través de distintos productos para que así todos puedan almorzar de la misma olla.

Estas ollas comunes se vienen dando en los conos de Lima Metropolitana, donde colocan su bandera blanca para las personas solidarias que quieren apoyar a que tengan una alimentación debido a la falta de ingresos económicos en que han recaído por la falta de empleo. Las ollas comunes que no son los comedores populares vienen ya en aumento, y que están desarrollándose en precariedad, cocinando a leña, cocinando sin el mínimo implemento de bioseguridad, pues bien es la necesidad que conlleva y la desesperación por dar alimentación a los más pequeños y ancianos del hogar.

Las ollas comunes hoy en día se han vuelto una necesidad indispensable que requiere apoyo de las autoridades locales, actualmente se está llevando una iniciativa de la mesa de concertación contra la pobreza y la Municipalidad Metropolitana de Lima para mapearlas e identificarlas y así buscar apoyo para solventar a dichas ollas comunes; es importante y necesaria lograr ello porque el hambre está perjudicando a la población más vulnerable y solo queda que entre los vecinos tengan empatía y actos de solidaridad; juntando para que todos coman de la misma olla pensando en el prójimo, el amor es una palabra clave en esta pandemia, el gesto de ayudar a las personas, el de no ser egoístas y dar hasta lo que no tienes, los más pobres sufren y no por la pandemia sino por la falta de económica y lo que el hambre ocasiona.

El Estado tiene que apoyar estas iniciativas a través de los medios idóneos, a través de organizaciones o programas estatales; ya que los que menos tienen y los que más sufren son los que están organizándose realizándolo. Así mismo, el Estado debería tener un mejor control o distribución de la ayuda que brinda, puesto que, existen personas que han percibido algún beneficio del estado y gastado en vanidades en lugar que en la comida diaria, por lo que podría colegirse que la distribución de la ayuda no ha sido equitativa y justa, además, de la falta de empatía por los que de alguna forma se vieron beneficiados con dichos bonos estatales.

Sumemos con apoyo; no por figurar sino por ser un acto humano, las personas que hemos podido visitar las ollas comunes donde se ve la realidad; y como los niños y niñas caminan sin entender que pasa; solo deseando comer, es triste y doloroso.

Las ollas comunes es la solución a la urgencia del hambre y debemos difundir para que llegue el apoyo a las personas que realmente necesitan, el estado debe fijar sus ojos en dicha forma que ha encontrado los más pobres para apaliar las adversidades que ha traído la pandemia.

¡APOYEMOS LAS OLLAS COMUNES!

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here