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(EXPANSIÓN 18 / 11 / 2020)El legislador peruano Francisco Sagasti prestó juramento como presidente interino este martes después de ser votado por el Congreso en un intento por ayudar a calmar la ira en las calles en medio de protestas mortales y la salida de dos presidentes durante la última semana.

Sagasti, un ex funcionario del Banco Mundial, llega a la presidencia de Perú con el enorme desafío de administrar un país sacudido por la crisis política y también por una pandemia que ha sido devastadora y ha provocado una fuerte recesión.

El congresista del Partido Morado, una agrupación de centro, prestó juramento para cumplir con un mandato del gobierno hasta julio del próximo año, que incluiría la celebración de una nueva elección presidencial programada para el 11 de abril.

«Haré lo mejor posible por responder a los desafíos y salir adelante», declaró Sagasti en la emisora RPP Noticias, donde dijo que sus principales tareas serán que se celebren las elecciones generales, enfrentar el impacto de la pandemia de la COVID-19 y luchar contra la crisis económica.

Tras señalar que estos serán «los tres temas principales» de su corta gestión, que se desarrollará hasta el próximo 28 de julio, dijo que también «hay espacio para unos temas más, como la lucha anticorrupción» y para «identificar las líneas maestras de lo que habría que hacer en el bicentenario de la independencia», que se celebrará el próximo año.

«Tenemos que continuar luchando de una manera decidida y frontal contra la corrupción estemos donde estemos, esa es una demanda ciudadana”, remarcó.

A sus 76 años, Sagasti es un debutante en la arena política y en el parlamento, del que forma parte desde marzo de 2020 como uno de los nueve legisladores del partido Morado.

El nombramiento de Sagasti pareció calmar las tensiones, aunque aún persiste una profunda desconfianza en los políticos del país y el lunes por la noche cientos de personas marcharon en la capital, Lima, pidiendo una nueva Constitución y «justicia para los caídos».

«Creo que Sagasti es alguien que da garantías democráticas, que puede lograr una transición hacia un nuevo gobierno que sea adecuado», dijo a la agencia Reuters una manifestante, Paloma Carpio.

José Murguía, también protestando, estaba menos convencido. «Francamente, es la misma basura. La máscara ha cambiado pero todo sigue igual», dijo.

Un quijote en la política

«Don Quijote Sagasti es el nuevo presidente del Perú!!!! Ahora a trabajar contra la corrupción y la crisis política!!!», tuiteó la congresista izquierdista Rocío Silva Santisteban para saludar la elección del nuevo presidente del Congreso y del país.

Su barba canosa contribuye a su semejanza con el Quijote, aunque los retos de gobernar Perú asoman gigantes comparados con los molinos de viento a los que hizo frente el célebre personaje de Cervantes.

La moderación de Sagasti surgió como una carta de consenso entre las nueva bancadas del Congreso, la mayoría populistas.

Su nombre permitió destrabar la crisis iniciada hace una semana cuando ese mismo foro destituyó a Martín Vizcarra y encendió la mecha de masivas protestas que dejaron dos muertos y un centenar de heridos.

Como líder de la bancada del Partido Morado, sustentó las razones por las cuales su partido rechazaba la destitución de Vizcarra.

En el Congreso ejercía la presidencia de la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología. Se inició en la política partidaria en 2016 con la creación del Partido Morado, del cual es cofundador.

Formado como ingeniero industrial en la Universidad Nacional de Ingeniería en Lima, se doctoró en ciencias sociales en Estados Unidos, en la Pennsylvania State University.

Trabajó en el Banco Mundial como asesor y jefe de la División de Planeamiento Estratégico a fines de la década de 1980.

Ha sido docente en la Universidad del Pacífico y en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En España enseñó en el Instituto de Empresa de Madrid y en Estados Unidos en la escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania.

Nacido en Lima el 10 de octubre de 1944, Sagasti es nieto de Francisco Sagasti Saldaña, quien formaba parte del ejército peruano que derrotó a las fuerzas chilenas en la batalla de Tarapacá, en noviembre de 1879. Luego combatió en otras batallas de la guerra.

Su familia materna es de origen austríaco y se afincó en Chile, donde vive.

Sagasti fue uno de los 700 rehenes del comando terrorista MRTA que tomó por asalto la residencia del embajador japonés en Lima en diciembre de 1996 (hasta abril de 1997). Permaneció cinco días antes de ser liberado.

Nuevo gabinete

Segasti dijo el lunes por la noche que estaba considerando los nombres de los ministros de su gobierno y no descartó incluir a miembros de los gabinetes de los antecesores centristas Vizcarra y Pedro Pablo Kuczynski.

El ingeniero señaló a RPP que está «consultando con muchísimas personas» con la intención de conformar un «gabinete amplio que represente la diversidad y pluralidad» de su país, «con gente experimentada y la capacidad de trabajar en equipo”.

«Si son personas con experiencia, integridad y ganas de trabajar, creo que haríamos mal en dejarlos de lado», dijo Sagasti al canal de televisión local Canal N.

En la entrevista con RPP, Sagasti agregó que va a trabajar para conformar su gobierno «sin prisa pero sin pausa», porque prefiere «tener un buen gabinete», a pesar de que es «consciente de la urgencia de esto».

«Ojalá podamos tener toda la diversidad que existe en nuestro país, la idea es convocar al mejor equipo y hacer lo más rápido posible», sostuvo.

Perú dio este lunes el primer paso hacia una transición democrática y pacífica tras la grave crisis política y social de la última semana, con la elección de Sagasti en medio de la protestas ciudadanas que se presentaron en todo el país.

Luego de jurar como presidente del Legislativo, el paso previo a asumir la jefatura del Estado, Sagasti afirmó que hará «todo lo posible por devolverle la esperanza a la ciudadanía» de su país.

Sagasti será el cuarto presidente de Perú en menos de tres años, tras las salidas de Vizcarra y Merino, y la renuncia de Kuczynski en 2018 por denuncias de corrupción.

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