Llamamiento de Mahir Qurbanov, politólogo de Azerbaiyán a la comunidad mundial sobre el conflicto de Nagorno-Karabaj

Mahir Qurbanov

Ciudad de México, 10 de diciembre de 2020.—Nosotros, los intelectuales azerbaiyanos, hacemos un llamamiento a la comunidad mundial para que exprese nuestra profunda preocupación y pesar por las atrocidades armenias contra Azerbaiyán por el conflicto de Nagorno-Karabaj.

Como saben, Azerbaiyán siempre ha sido un país multiétnico, lo cual es la fuerza de nuestra nación. Nunca hemos tenido la intención de convertir a Azerbaiyán en un Estado monoétnico en ninguna página de nuestra historia. Es por eso que diferentes grupos étnicos azerbaiyanos han estado viviendo en nuestro país desde la antigüedad, uno al lado del otro en paz y prosperidad. Son ciudadanos de Azerbaiyán y Azerbaiyán es su patria.

Lamentablemente, la armonía de la paz y prosperidad de los diferentes grupos étnicos dentro de Azerbaiyán se vio perturbada por la demanda territorial ilícita de Armenia contra Azerbaiyán en vísperas del colapso de la Unión Soviética.

El conflicto de Nagorno-Karabaj que estalló en 1988 con la demanda territorial de Armenia se trasladó a la guerra caliente entre las partes con su independencia en 1991 y continuó hasta el acuerdo de alto el fuego en mayo de 1994. Como resultado de la guerra, el 20 por ciento del territorio histórico de Azerbaiyán fue ocupado por las fuerzas armadas de Armenia.

Además de la pérdida territorial, Azerbaiyán tiene alrededor de 300 mil refugiados de Armenia y más de 700 mil desplazados internos de los territorios ocupados de Azerbaiyán. La masacre de Khojali fue el lado más oscuro de la guerra donde los armenios mataron a 613 habitantes inocentes de la ciudad con especial brutalidad en la noche de invierno de febrero de 1992.

La política agresiva de Armenia contra Azerbaiyán también continúa como una forma de terror cultural y ecológico en los territorios azerbaiyanos.

La magnitud de los daños causados por los armenios a los bienes culturales de Azerbaiyán fue enorme. Durante la agresión, destruyeron objetos del patrimonio cultural azerbaiyano en territorios ocupados y saquearon un gran número de obras maestras y monumentos históricos, culturales, humanitarios y religiosos. Los agresores también saquearon y destruyeron museos históricos de la región, además de 500 monumentos históricos y arquitectónicos, 100 sitios arqueológicos, 22 museos con 40 mil artefactos en exhibición, nueve palacios, 44 templos, docenas de mezquitas, cuatro galerías de arte y cientos de antiguos mausoleos y fortalezas fueron dañados o destruidos durante la ofensiva armenia. Convirtieron intencionalmente mezquitas y otros lugares religiosos en pocilgas para convertir monumentos religiosos en objeto de insultos.

La magnitud del desastre ecológico también fue enorme. Los armenios utilizaron bombas de fósforo para quemar densos bosques en Shusha en el montañoso Karabaj, causando daños irreparables a todo un ecosistema. Robles, enebros, hayas, carpes, pinos, fresnos y nueces han sido devastados por este vandalismo. Dar tal golpe contra la biodiversidad se considera un crimen de lesa humanidad en virtud de la Convención de Modificación Ambiental de la ONU, en la que Armenia es parte desde 2002. Amnistía Internacional dice que el uso de fósforo blanco en las cercanías de civiles constituye un ataque indiscriminado y puede ser un crimen de guerra.

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