(FOTO FAO)

(ABC 14 / 02 / 2021) Además de San Valentín, este domingo se celebra la campaña anual de Manos Unidas, la ONG de la Iglesia católica. Así como Cáritas ayuda a la gente que lo necesita en España, Manos Unidas lo hace en el resto del mundo, y este año el esfuerzo es luchar contra el hambre.

El lema es ‘Contagiar de solidaridad para acabar con el hambre’ porque con este virus hemos probado el dolor y la enfermedad, pero hay países donde el coronavirus es solo una pandemia más, unida al cólera o la malaria, pasando por tantas enfermedades y, por supuesto, los resultados de las guerras. Todo ello hace la vida de millones de personas muy difícil, y a todo eso hay que sumar el hambre y que hace que más de 800 millones de personas lo padezcan y 1.300 millones sufran la pobreza cercana al hombre.

Nos vamos a Perú, donde hay una cifra de fallecidos muy similar a España, con 90.000 muertos, un millón de contagios y se ven golpeados por otras pandemias por el hambre y sin ventiladores mecánicos.

Por ello en Fin de Semana con Cristina hablamos con Luis García Calderón, jefe de la Unidad Operativa Territorial de la Selva Central de Perú de la organización social DESCO, quien ha explicado cómo han llegado las vacunas desde China: “Aquí tenemos varios problemas, y el principal es que el sistema de salud no estaba preparado para esto. Realmente hemos tenido ensayo y error para tratar de afrontar esta situación. El martes pasado llegó la primera remesa de 300.000 vacunas y en breve otras 700.000 para tener en 30 días unos 500.000 vacunado, sin embargo los de primera línea, enfermeras y personal de salud y seguridad suman 1.600.000, por tanto seguirían faltando miles y miles de dosis solo para la primera línea”.

Allí este virus se mezclará con otros virus, como detalla García Calderón: “Tenemos enfermedades que son endémicas como el dengue, además de problemas de desnutrición y anemias que tienen que ver, sobre todo, con temas de pobreza y generación de recursos. En realidad hay comida pero no hay variedad, así que el hecho de llenarse la tripa no implica necesariamente que te estés alimentando. En la selva en la que estoy yo, por las características de lluvia, el principal cultivo es el tropical, café y cacao, que lógicamente no puedes trasladarlos directamente al estómago. Y a esto hay que sumar las restricciones de movilidad y las cuarentenas que ha planteado el Estado, además de una pandemia que arrastramos desde hace 40 años que es la corrupción”.

A nivel equipamiento, el jefe de la Unidad Operativa Territorial de la Selva Central de Perú reconoce que también están teniendo dificultades: “Hay déficit de oxígeno, anteayer salió la primera ministra diciendo que íbamos a importarlo pero no dijo de dónde. Prometió 800 toneladas, y necesitamos 5.000 diarias pero no llegamos ni a las 4.000. No hay oxígeno ni servicio en los hospitales, ni camas UCI”.

Desde Perú, Luis, “un país en vías de desarrollo, la situación es mucho más complicada. No es lo mismo la pobreza de las grandes ciudades que la pobreza en las zonas rurales. Aquí la pobreza es distinta, es difícil no comer pero sí tener variedad y calidad en la alimentación. Vas a ver gente con la barriga llena pero sufriendo anemia y desnutrición. Aquí no hay verduras porque hay demasiada agua y se pudre. El problema es más allá de gestión de la pandemia, hay un problema muy complejo unido a una crisis política que no sabemos dónde vamos a parar”.

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