(LA REPÚBLICA) Partió de esta vida con las manos limpias, sin haber lucrado con dinero público, denunciando durante su carrera política lobbies y abusos del poder, defendiendo los recursos energéticos de nuestro país. Y por su labor, por su valentía, en las calles recibía los mejores y más sencillos homenajes: era reconocido y siempre saludado por la gente: compañero Dammert, hola, Lete, qué dices, Colorao.

Él para todos tenía un saludo y un consejo. Así como no claudicaba en principios tampoco lo hacía en humildad.

Manuel Dammert Ego Aguirre, 72 años, un luchador incansable por sus ideas y principios, falleció a causa del Covid-19.

Sus hijos, Lucía, Ana y Manuel, confirmaron su adiós por las redes sociales y en seguida militantes de la izquierda peruana e incluso sus opositores políticos enviaron sentidos mensajes. La gran mayoría recordaba sus largas y diversas batallas en la búsqueda de un país mejor.

Sus compañeros de viaje, como Alberto Adrianzén, Manuel Benza, Rosina Valcárcel, Sinesio López, Pedro Francke, Gustavo Espinoza, Jorge Pizarro y muchos otros, lo despidieron, muy emocionados.

Dammert fue parte de una generación de dirigentes, como Javier Diez Canseco y Carlos Tapia, que construyeron lo que se dio en llamar la Nueva Izquierda, vertiente alejada de las influencias de Moscú y Pekín, más influenciada por el pensamiento socialista “sin calco ni copia” de José Carlos Mariátegui.

Fue protagonista de la unidad de la izquierda, que tuvo su apogeo en los años 80 cuando Alfonso Barrantes al frente de Izquierda Unida (IU) ganó la alcaldía de Lima. En esos años coincidió con políticos concertadores y de altos principios como Gustavo Mohme Llona.

“Con mi papá eran más que compañeros de izquierda, no solo los unía la política, sino una verdadera amistad, un cariño y respeto profundo, y una esperanza por un país diferente, más justo. Heredé esa amistad para dialogar con él sobre política, nuestro Perú, sus sueños por la patria hermosa, sus poemas y sus muchos libros”, refiere Stella Mohme. Anoche, el presidente Francisco Sagasti mostró su pesar: “Su dedicación a la gestión pública, capacidad de diálogo y defensa del bien público son dignos de emular”, tuiteó.

Dirigente y congresista

Limeño, nació el 8 de marzo de 1949. Cursó estudios en el colegio La Salle de Breña y luego en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde estudió Sociología. Integró la Unión Nacional de Estudiantes Cristianos (UNEC) y allí empezó a forjar sus dotes de líder y principios. Empezó su militancia de izquierda a fines de los 60, en el MIR.

“Por su trayectoria, de poco comer y mucho actuar, de estar siempre adelante de todos en la acción y en la propuesta, es que lo conocíamos como Cristo Pobre. Podía trabajar tres días sin dormir, era de hábitos muy austeros”, rememora Eduardo Arroyo. Luego, Dammert fundó el PCR, por el que fue elegido diputado en 1980. En 1985 fue reelecto por IU. Y otra vez gana una curul en 1990, pero su gestión se interrumpe por el autogolpe de Alberto Fujimori.

En el 2013 reemplaza al fallecido legislador Javier Diez Canseco. En el 2016 integra el Frente Amplio y es reelegido parlamentario. En 2017 se suma a la bancada Nuevo Perú. Hasta que el 30 de setiembre del 2019 se corta su actividad legislativa con la disolución del Congreso decretada por Martín Vizcarra.

Estaba apoyando la candidatura de Verónika Mendoza y JP.

“Político, congresista, periodista, profesor, activista portuario, impulsor de la descentralización y la soberanía energética… Nunca hubo afán pequeño para él”, refiere el politólogo Juan De la Puente. Dammert escribió muchos libros sobre los problemas del Perú y de poesía.

Un hombre de análisis y acción. Un incansable perseguidor de un “Perú hermoso”, como le gustaba decir, mucho más justo y solidario.

“Trató de construir un país mejor”

Homenaje por Manuel, Ana Cecilia y Lucía Dammert

En un país plagado por la pandemia, la crisis y la indolencia, ha muerto nuestro padre.

Jamás hubiera permitido que hoy solo habláramos de él y no de los miles que sufren por la enfermedad, los millones que enfrentan hambre y desamparo, por sus compañeros de Comas reunidos en los comités de apoyo, los habitantes de los pueblos de Túpac Amaru y Manuelita Sáenz, los millones que merecen vivir en un país mejor. En una patria hermosa, hubiera dicho, sin temor a enfrentarse a los corruptos, a traficantes de intereses, a violadores de derechos humanos, a los que ponen su beneficio por encima de los demás.

Manuel, Lete para los amigos, político incorruptible, luchador permanente, poeta y pensador, líder de la izquierda que junto con muchos otros trató hasta sus últimos días de construir un país mejor. Padre y abuelo adorado, su ejemplo nos acompañará para siempre.

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