LA ÉTICA EN EL ABOGADO

Mg Abelardo Encinas Silva

Docente Investigador de Neurociencia, Ética y Derecho

SUMILLA

Cuando uno inicia en la Universidad los estudios para convertirse en futuro abogado, una de las preguntas que nos hacemos esta en relación sobre las funciones que desempeñan los abogados al momento de ejercer una defensa ante los litigantes. Con desaliento observamos, que muchas veces la defensa se vale de mentiras, esto trae como consecuencia una serie de comentarios con respecto al profesional del derecho, que lo catalogan como un profesional que siempre miente.

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Sócrates solía decir que no vale la pena vivir una vida no examinada. Pero, ¿Por qué no vale la pena vivir si no examinamos nuestra vida? Bueno, porque uno tiene que examinar la vida de forma tal de saber a lo que se quiere llegar en ella, lo que se quiere conseguir, lograr; haciendo esto, tendremos la idea de que lo que hacemos para llegar a lo anhelado es correcto; entonces, ¿qué calificación le daremos a los comportamientos de los demás que no hacen como uno? ¿Por qué no se comportan de la misma manera? 

El transformar el pensamiento de cada individuo sobre su vida en algo concreto, da lugar a la teoría ética. [1] Un ejemplo similar es del pensamiento sobre la naturaleza de los astros, convirtiendo su estudio en astronomía. ¿Cuál es el propósito de un astrónomo? Conocer mejor la naturaleza de los astros ¿Qué es lo que se propone un teórico de la ética? Buscar un ideal de vida consistente y correcta, pero ¿Qué razones puede dar para convencer a otras personas de que su ideal es mejor que otros?

Ciertas personas niegan la utilidad de una profundización sistemática en las cuestiones éticas. Para algunos, la ética es terreno religioso, del sentimiento, completamente ajeno a la razón, negando la importancia del razonamiento lógico de la ética; para esto existe la respuesta de Epícteto, filósofo de la ética:

Pensar seria y profundamente sobre las cuestiones éticas es el trabajo de los eticistas; esto no quiere decir que alguien que no sea filósofo no pueda pensar seria y profundamente sobre las cuestiones que más afectan a su vida, pero un poco de ayuda de las mentes más brillantes de la humanidad no es despreciable.

Es adecuado en este estudio,  mencionar a Ortega y Gasset quien, en su obra “La rebelión de las masas”, constató que el mundo actual sufría una grave desmoralización, lo que se traduce en un claro proceso de desorientación, producto de un hedonismo moderno, orientado claramente hacia el consumo. En definitiva, la ética se ha ido vaciando de su contenido  producto del olvido, de su fundamento ontológico en la persona.[2] 

La situación enunciada lleva a las sociedades a buscar en el derecho, o mejor dicho en las reglas de la convivencia social, una especie de sucedáneo de la moral personal. Es aquí donde adquiere importancia la búsqueda de consensos éticos y ¿por qué no? de posibilidades de positivizar principios que son propiamente  morales. 

El positivizar dichos principios, en teorías éticas, nos capacita para descubrir inconsistencias en el modo de razonar de muchas personas, o de nuestro propio modo de pensar inclusive. Es decir, a descubrir cuando a dos situaciones similares le damos una apreciación diferente en toda subjetividad. Resolver esas inconsistencias es en gran parte el trabajo del filósofo ético.

La ética tiene que ver con formas o modelos de vida y comportamiento. Uno debe elegir el suyo; usted tiene que elegir el suyo; no puede dejar que otros se lo impongan.

Algunas personas estiman que la ética está desfasada, considerándola como un cúmulo de prohibiciones desagradables, con la finalidad de que nadie disfrute libremente de lo que desee hacer; estos, se posicionan desde un punto de vista anti puritano.

A pesar de ciertos escepticismos, nacen las “éticas aplicadas” las cuales inclinan a determinados colectivos a preguntarse cómo deben comportarse en sus respectivas áreas laborales para que su conducta pueda recibir aprobación desde un punto de vista ético. Estos son colectivos  que aspiran a ser juzgados no sólo en su eficiencia de sus actuaciones, sino en la ética de éstas. Ética judicial[3], ética forense, ética periodística, ética médica, ética política. Ellas determinan cómo debe conducirse una persona en su ámbito de trabajo de acuerdo a lo que se espera de cada uno de éstos en forma ética.

Por otra parte, la ética no es una ciencia exacta, esa noción perfecta en teoría, puede no serlo en la práctica. A nivel profesional, nuestros esfuerzos se concentran en aplicar, y hacer aplicar, de la mejor manera posible la ética de la actividad que ejercemos, la abogacía, ya que la ética no se aprende, normalmente, en los pupitres y en la cátedra, sino que se aprende en la vida misma, en el hogar, en la escuela, en la universidad, en el mundo práctico.

Cuando hablamos de ética profesional del abogado, no podemos dejar de hacer un análisis de los Códigos de Ética Profesional de los colegios profesionales  de Abogados . Éstos están contenidos en su propio texto y otorga al colegio de abogados la potestad para regular la conducta de los profesionales del derecho. En general se dan pautas deontológicas para que los abogados las practiquen en su actividad y en sus relaciones profesionales. La idea es que todos los agremiados respeten la normatividad deontológica vigente y que recuerden que al cometer cualquier acto que al ser visto por sus padres los enorgullezcan, es que están actuando bien; empero, si ese acto cometido, avergüenza a su progenitor, es que ha actuado con antivalor, tan sencillo como eso.

Mg Abelardo Encinas Silva. Docente Investigador de Neurociencia, Ética y Derecho

[1] La esencia del deber ser de un abogado es la Ética en donde en cada momento de su actuar debe conjugar que cuestión previa es un servidor de la Justicia y un colaborador de su administración; que su deber profesional es defender, con estricta observancia a las normas jurídicas y morales los derechos de su patrocinado, el abogado que aconseja a su cliente a ocultar las pruebas del delito o a huir del país para entorpecer el sistema de administración de justicia por citar un ejemplo viola la esencia del deber profesional, y la Doctrina de las Comisiones de Investigación, del Consejo de Ética y del Tribunal de Honor deben afianzar un pensamiento doctrinario que pueda tener efectos éticos y no de inmunidad en la abogacía.

[2] La honradez, integridad y buena fe del abogado le obliga a no aconsejar a su cliente actos fraudulentos sin embargo hay que conocer cuál es la frontera ética entre el Derecho Constitucional a ejercer la defensa  y a los actos fraudulentos en razón a que cuando un abogado aconseja a un cliente a mentir puede inclusive agravar el delito y causar perjuicio es por ello que se requiere que la formación ética empiece en la familia, continúe en el colegio primario y secundario y se afiance en la universidad.

[3] El abogado no puede sobornar a un empleado o funcionario público, ya que falta gravemente al honor y a la ética profesional, alcanzar la justicia significa sumergirse en los principios éticos de jamás estar involucrado en este tipo de prácticas que degeneran y maltratan nuestro sistema de administración de justicia, hay que desterrarlo y el abogado que se entera de un hecho de esta naturaleza, realizado por un colega está obligado a denunciarlo.

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