Angélica Sayán Vidaurre López

Estudio Juridico Sayán Vidaurre E.I.R.L

Abogada y MBA

En las últimas décadas del siglo XVIII y la primera mitad del XIX, el Perú, como Hispanoamérica, fue escenario de una serie de acontecimientos históricos que marcaron importantes cambios sociales, que generaron y definieron un nuevo orden político: el del sistema de gobierno republicano por José Faustino Sánchez Carrión, “El Solitario de Sayán”. La fundación del Real Convictorio de San Carlos, la difusión de las ideas liberales de la Ilustración, el primer grito de libertad de Tacna heroica, de Francisco Antonio de Zela, la fallida proclamación de la Constitución de Cádiz de 1812, la rebelión de los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua en el Cuzco en 1814, la declaración de la independencia en 1821, el triunfo patriota en Ayacucho en 1824, la creación de Bolivia-Alto Perú en 1825, y el experimento de la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), fueron algunos de los acontecimientos más relevantes. Manuel Lorenzo de Vidaurre y Encalada (1773-1841), precursor reformista de la independencia, jurista, político y el primer peruano en hacer prospectiva y planificación estratégica de desarrollo y potencia agroindustrial en el Perú y América, escribió: “Cartas Americanas” y “El Plan del Perú”, libros proféticos en el que se adelantó cien años a su tiempo. La visión futurista de Vidaurre fue asombrosa, a la par de su conocimiento enciclopédico y especializado a la vez. Era lo que ahora llamaríamos, un sabio interdisciplinario de la tecno inteligencia y un pensador libertario absoluto independiente, que cumplió un rol decisivo a lo largo de todo ese proceso: defendió el primer Estado de los derechos fundamentales del Ciudadano y la Familia como fundamento supremo de una sociedad organizada; planteó la primera organización política del patriotismo económico inteligente, sin nacionalismos de la República del Perú; promovió la Ley de Desarrollo Agrario, en la que decía: Dios concedió la tierra y las aguas para el bien general del hombre. Y decretó que, con nuestra riqueza minera, el Perú sería la potencia energética y militar nuclear más poderosa del Universo.

ESTADO DE DERECHOS FUNDAMENTALES DEL CIUDADANO Y LA FAMILIA EN SOCIEDAD

Vidaurre decía: “Toda sociedad racional debe pretender su seguridad, su reposo, su mantenimiento y abundancia, sin renunciar por causa ni motivo alguno, a estos esenciales objetos que pueden y deben llamarse la vida de los pueblos”. De lo expresado: entendemos que la dignidad humana con sus valores vitales de supervivencia de la vida y de su alta productividad, son derechos inherentes a todo ser humano que tiene derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Estos derechos fundamentales supremos de cumplimiento irrestricto del ciudadano, son los objetivos de una comunidad organizada y unificada a desarrollar por el ordenamiento jurídico y expresado en la estructura de la administración pública del Estado.

PATRIOTISMO ECONOMICO INTELIGENTE

Vidaurre decía: “¿Hasta cuándo seguiremos vendiendo nuestro algodón y comprando las telas que nosotros mismos podemos bordar”? “Las riquezas de la nación son el resultado del trabajo”.Como sabemos, el bienestar de una sociedad va de la mano de la política y la economía. El patriotismo económico inteligente consiste en evitar que sectores estratégicos de la economía de un país, pasen a manos foráneas para prevenir así la pérdida de control sobre estas actividades fundamentales en los sectores estratégicos. Es importante entender sobre el respeto a la economía verde que hará posible una gobernanza eficiente, principalmente en la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales, el respeto a los pueblos originarios, la puesta en valor de la diversidad biológica, la diversificación económica, la responsabilidad eco-social de la empresa privada, la generación de más y nuevos empleos, la creación de riqueza con justicia social y el progreso nacional.

LEY DEL DESARROLLO AGRARIO

Vidaurre decía: “Quiero que el campesino sea un socio del hacendado”. Entendemos lo enunciado, en la necesidad de establecer una justicia constitucional de desarrollo agrario, para “CAPITALIZAR” a nuestros campesinos asociados. Una manera de aumentar la PRODUCTIVIDAD en el sector agrario es que el Estado colateralice la importación de maquinaria que complemente la mano de obra. La Revolución Industrial NO ha llegado al sector agrario. Las grandes mineras aquí compiten de igual a igual con las más grandes del mundo. Nuestros agricultores no pueden competir con nadie. No tienen el capital, No tienen la maquinaria, ni la infraestructura. Por tal motivo es necesario evitar el mal uso de la tierra, cuando se la mantiene en “la infecundidad, que es el principio del hambre y de la muerte”; así como por el agotamiento y erosión de las tierras destinadas a la agricultura y ganadería. La tarea está pendiente, y es preciso promover el adecuado reparto de las tierras y la habilitación del campesino que careciere de los recursos indispensables para el cultivo; gran “victoria de la humanidad”, “lo que quiero es que poco a poco vaya despareciendo la servidumbre, que el jornalero venga a ser un socio con el propietario”. La agricultura desempeña un papel crucial en la economía de un país; es la columna vertebral de nuestro sistema económico; no sólo proporciona alimentos y materias primas, sino también oportunidades de crecimiento y desarrollo social de las condiciones de vida de toda la población.

POTENCIA MUNDIAL

Vidaurre decía: “Con el potencial minero que tiene este país, no es posible que no tengamos la artillería más poderosa del Universo”.La factibilidad es el resultado del buen entendimiento y de un saber disciplinar. No tenemos dudas que Perú es un país minero, tanto que siempre está en la mira de inversionistas de todo el mundo. Pero el gran problema que enfrenta el Perú son los conflictos sociales actualmente existentes, la inestabilidad política que está viviendo el Perú en estos últimos años, sumado a la pandemia mundial por el Covid-19. Para avanzar en el desarrollo socioeconómico del país, es fundamental que entendamos que para toda negociación existen tres actores válidos: Las Comunidades, las Empresas y el Estado promotor del ciudadano emprendedor. Es fundamental definir cuáles son los intereses, las necesidades, responsabilidades y obligaciones, y establecer quien tiene el derecho de propiedad para que de esta manera podamos disminuir los costes de transacción que generan las inversiones en favor del desarrollo humano, que va a permitir el otorgamiento de la licencia social, para la eco-eficiente explotación de los recursos y como consecuencia la maximización del beneficio de las partes.Una era nueva se abre para la humanidad. El Perú del bicentenario deja de ser el país del porvenir y se convierte en el mundo del presente. Será el vasto campo de batalla en que se librarán, no guerras de desolación y exterminio, sino luchas aguerridas pero nobilísimas, en que el trabajo, la solidaridad y la paz, conquistarán el imperio de días mejores para todos los ciudadanos y para todos los pueblos. La misión es grandiosa, pero la responsabilidad es inmensa. Responsabilidad inmensa que corresponde por igual a todos los peruanos, sin distinción de clase ni de sexos, obligados están a prestar su contingente para la construcción de la Primera República civilizada en América y las Naciones Unidas.La primera exigencia de la justicia es el reconocimiento a cada ciudadano de su libertad y autonomía. El derecho, pues, tiene como función fundamental, asegurar a la persona humana, a los ciudadanos, a las familias, a los emprendedores, y a las empresas, los beneficios del Estado de Bienestar, que facilitará, el equilibrio social, y, con ello, el desenvolvimiento natural del progreso y de la prosperidad; mediante la acción creadora conjunta, la libre competencia y el valor de la responsabilidad social compartida para la alta calidad de vida.El Perú del bicentenario está obligando y exigiendo esa combinada acción de fuerzas vivas productivas, el trinomio Ciudadano-Estado-Empresa, con un programa fecundo, un trabajo organizado para acabar con la situación angustiosa; para conseguir la armonía y beneficiosa cooperación de todos; para defender los derechos fundamentales de la propiedad y de la familia y, por fin, para infundir un soplo de espiritualidad en las almas y terminar con la causa de los trastornos sociales.

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