Por Milagros Alejandra Salinas Atencio

Presidente y CEO de Jóvenes del Milenio

Según el Informe Técnico “Estadísticas de Criminalidad, Seguridad Ciudadana y Violencia solo entre enero y marzo 2021, se registraron 85 mil 622 denuncias por comisión de delitos a nivel nacional, respecto a las mujeres, según las estadísticas, el 48,7% de mujeres víctimas por parte de sus parejas vive en las zonas urbanas, mientras que el 48,5% en áreas rurales. El 81% son divorciadas y el 31% solteras. El 53,9% enfrenta agresión psicológica y el 38% física. Y respecto a los hombres me gustaría citar cifras, pero en mi búsqueda de información, no he encontrado estudios actualizados respecto a este sector poblacional ya que en su mayoría son estudios género.

Hay algo que me gustaría recalcar en este contexto, la violencia no tiene género. Y no lo tiene porque hay un tipo de violencia totalmente normalizada que, incluso es socialmente aplaudida y es la ejercida por las madres hacia los hijos. Mujeres que por desconocimiento asumen que educar es golpear, gritar o insultar, que lees en las redes cuando hay un caso de delincuencia “yo a mis hijos los golpeaba para corregirlos y están bien sanitos” – los hijos, con traumas que desconocen, con desapego emocional y creyendo que es normal que te peguen porque así te educan- o el clásico “a mi me pegaban muy duro y yo no estoy traumado, gracias a eso soy lo que soy” – una persona con vaivenes emocionales que no le permiten una vida estable, problemas de ira o miedo a decir no, justificando la violencia de sus padres para no tener que aceptar que sí dolió.

Este post no se trata de juzgar la maternidad ajena, se trata de informar que existen opciones saludables para educar realmente a un hijo, que corregir no es violencia, ni amar duele, luego nos preguntamos porqué tan altas cifras de violencia doméstica, de delincuentes y el ensañamiento contra otros. La crianza respetuosa es una manera de criar personas conscientes, que auto gestionan sus emociones y que se comportan de manera correcta, aunque no los estén viendo (es el colmo que se haya necesitado toque de queda para que nuestros compatriotas entiendan que deben cuidar su propia salud – y le saquen la vuelta a la autoridad- no, eso no es normal).

Pero qué es la ¿crianza respetuosa?, existen 3 tipos de crianza en este marco de clasificación, la crianza autoritaria (esa donde tu opinión no cuenta y crías a personas que luego no cuestionarán nada y cual robot, bajan la cabeza ante la autoridad, o son extremadamente dominantes y violentas cuando crecen, tenemos jefes que pierden el control y someten a sus trabajadores, ¿los recuerdan?), tenemos la crianza permisiva, es el otro extremo donde a todo le dicen sí a los hijos y no establecen normas de conducta ni límites de comportamiento, tenemos a esas personas que creen que se merecen todo, personas que se aprovecha de otra sin ningún remordimiento y abusa del cariño que puedan brindarles, ¿los reconocen? Y tenemos la crianza respetuosa, es esa que se basa en el respeto, en establecer límites con amor, en hacer de los hijos, ciudadanos conscientes y responsables de su vida, que harán lo correcto por decisión y no por obligación, que van a cuestionar aquello que no les parece lógico y harán todo por convicción, que cuando cometan un error o una mala acción, asumirán las consecuencias porque es la forma en cómo crecieron, se disculparán y harán algo al respecto, seres justos y que tienen una autoestima forjada con amor y disciplina positiva.

Pero ¿cómo corriges al “rebelde niño” en casa?, existe una herramienta llamada “disciplina positiva”, la cual  -debo reconocer- es agotadora, pero lo vale, es educar con una estructura de validación de sus emociones, orientarlo para que las autogestione, razone y tome decisiones asertivas, respete las normas por convicción y no porque se le diga, es la manera en la que está seguro si un día no estás presente en un momento de riesgos.

¿Cuántos adultos con berrinches tenemos en las calles?, los que te insultan porque no avanza el auto delante de ellos, los que te agreden si no les serviste a tiempo o los que cuando no es en el momento que ellos quieren, ya no quieren nada y gritan. Los berrinches son un proceso neurobiológico natural en la pre-infancia, es completamente natural entre los 1 y 4 años, dependiendo del temperamento del menor, es la manera en que nos dicen que quieren ser ellos mismos y hacerlas cosas a su forma, callarlos o ignorarlos no le enseña al niño a cómo gestionar sus emociones, ¿de qué sirve que sepa poner saturno en el sistema solar si no sabe dónde poner su enojo?, los niños no te manipulan, son humanos y en nuestra naturaleza está querer hacer lo que nos provoque, son esponjitas que absorben todo el conocimiento que tú les brindas, por solo tomar un ejemplo, cuando un niño se encuentra en berrinche, se valida primero su enojo, puede que para ti que eres un adulto, el que su carrito favorito se rompa no significa nada, pero para él, es el equivalente a que se te descomponga el auto con el que trabajas a diario, está enfadado, tiene derecho a estarlo, entonces esperas a que pase la tormenta bioquímica, acompañando sin juzgar, son unos minutos donde quizás te desesperen sus gritos o incluso lance cosas, y tu debes mantener la compostura (el adulto eres tú, si pierdes el control, le estás reforzando el patrón del berrinche) minutos luego, explicarle que tiene todo el derecho a estar enojado pero no a lastimar a los demás con ello ya que, sus derechos acaban donde empiezan los de los demás, sele brinda dos alternativas saludables, en el caso del carrito, podría ser, reparemos junto tu juguete o juguemos con otro carrito, se sentirá acompañado y comprendido, entiende que estás en su mundo y que para ti, sus sentimientos son importantes, y finalmente se le abraza y se le dice te amo. Cuando son berrinches porque quiere que le compren algo que no le vas a comprar, el proceso es más tedioso ya que es hacerle entender que no se le podrá comprar lo que está pidiendo, las alternativas serían, juguemos con lo que ya tienes o ¿qué tal si cantamos una canción?, si ya dijiste no, no puedes cambiar de opinión, de lo contrario, su comportamiento se condicionará a que si grita, le darán lo que pida, y la figura de “autoridad” que representamos los padres en realidad es una figura de seguridad, referente y guía para nuestros hijos, deben vernos como líderes fuertes y seguros, donde ellos tengan la confianza de decirnos que hicieron algo mal y nos pidan consejo o apoyo en la adolescencia, en lugar de escondernos sus vidas privadas, el niño no debe tenerle miedo a sus padres, debe tenerles respeto absoluto y confianza. En este punto algunas veces confunden el ser amigables con los hijos pequeños con el ser “sus amigos” no es natural que personas adultas tengamos “amigos” pequeños, somos sus padres, sus guías no sus “amiguitos”, este es el punto de quiebre entre el respeto y el miedo. Un hijo no le levanta la voz a sus padres, pero tampoco un padre humilla a un hijo, si necesitar hacerlo, entonces no te ganaste su respeto, un hijo le hace caso a sus padres porque entiende que está orientándolo y al no tenerte miedo, te pregunta por qué, lo razona y así lo ejecuta.

El factor de presión social ante el aplaudir a los padres que le dan un correazo a un hijo en lugar de los que les hablan incansablemente y educan también con el ejemplo, es muy fuerte, pero en resultados reales, vemos que lo segundo, es mucho más efectivo, cabe resaltar que el buen comportamiento no se premia, es lo normal, y que “engreír” haciendo actividades que les corresponde acorde a la edad, solo malcría, no es amor, es volver inútil a un humano en formación, si puede usar una Tablet, puede ordenar su cuarto y es lo correcto, porque es su cuarto, si puede correr, puede barrer la casa una vez a la semana junto a ti mientras limpias, las actividades de limpieza, cocina y demás, son una gran oportunidad para compartir en familia y aprender de responsabilidades cotidianas, la mochila del colegio, la pueden llevar ellos, ¡son sus cosas! Son pequeños detalles que marcan un conjunto de responsabilidades que los hará crecer realmente. El factor tiempo, también es determinante, entre el trabajo, el tráfico y otras actividades se nos va la vida, pero ellos nos necesitan, es calidad de tiempo más que cantidad, de papá y mamá, porque nos necesita a ambos por igual, dicen que madre solo hay una… ¿y papá acaso no?, papá no ayuda en la crianza, papá ejerce su paternidad, mamá no es responsable únicamente de la crianza de los hijos, nos necesita a los dos.

Queda decir que en el marco de políticas públicas hace mucha falta difundir las herramientas de crianza basadas en el respeto, en una sociedad donde este valor prevalece, las luchas sociales por la igualdad no serían tan necesarias, no es una cuestión de género, es una cuestión de respeto.

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