ANÁLISIS GEOPOLITICO TRAS EL ATAQUE DE RUSIA A UCRANIA

Por Miguel Ángel Rodríguez Mackay (*)

Internacionalista


La Guerra Fría es asumida como el marco de enfrentamientos y tensiones sin fuego -sin acto bélico- entre los actores internacionales con mayor relevancia planetaria y que no es excluyente de que pudiera haber conflictos armados regionales o focalizados como sucedió con las guerras de Corea y Vietnam durante los años 60 y 70 del siglo XX o como últimamente fue el caso de Siria. Una condición fundamental es la simetría entre las potencias y que, por su volumen, llegan al status de superpotencias.
Eso pasó en el período de la posguerra de 1945, cuando Estados Unidos de América y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas configuraron el escenario del mundo bipolar por hallarse ambos países en una dimensión de posiciones antagónicas expresada en dos bloques, político principalmente, y que se alzaron por más de 45 años (1945-1991). En el momento actual no existen superpotencias sino en singular, solo una: EE.UU. Es verdad que menoscabada, pero sigue siéndolo en la medida que no existe ningún país del mundo que cuente con sus enormes potencialidades políticas, económicas y militares.

Es verdad, además, que Rusia es una potencia y aunque no le guste a Vladimir Putin se trata de una potencia regional relevante pues ya vemos como el asunto en Ucrania sigue jugando a favor de Moscú. También es una potencia China y sus virtudes se hallan más en el campo económico. Con todo el despliegue de Beijing por diversos espacios estratégicos del globo a través de la denominada ruta de la sede que no es otra cosa que la movilización de su calidad geopolítica pegada a la economía, China no llega a la dimensión militar y tecnológica de Washington.

Tampoco es que vivamos en un mundo con dos bloques ideológicos perfectamente definidos y delimitados. Sí, es verdad, que las rivalidades entre EE.UU. y Rusia nos puedan hacer creer que así sea dado que han monopolizado las relaciones internacionales por medio siglo con la foto de los dos grandes hegemones de la historia universal contemporánea.

Lo que existe es una sociedad internacional dominada por las pugnas económicas que ha dado paso a las tensiones militares, pero eso tendrá que pasar. La globalización y la interdependencia que se imponen en el escenario mundial del siglo XXI nos confirman la lejanía de una guerra fría que tanto quisieran China y Rusia.

(*) Artículo publicado en el Diario Correo

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