FORO DE PERIODISTAS.-

Considerar el secuestro de periodistas de medios de comunicación  limeños por ronderos  campesinos de la tierra de origen del presidente de la República como “un problema intercultural”, tal como lo ha enfocado la ex ministra Mirtha Vásquez, es acertado porque este caso representa exactamente la polarización y el enfrentamiento político, haciéndolo visible a la sociedad nacional, en un contexto que no sería posible de no estar en el gobierno una organización política identificada culturalmente con  el mundo andino y “el Perú no limeño”.  

Lo sucedido es muy peligroso para el Perú y los peruanos porque como sociedad estamos regresando en la Historia a momentos de extrema polarización y enfrentamiento interno. Identificar el problema intercultural del Perú en el fondo de las razones que llevaron a los ronderos de Cajamarca a secuestrar a los periodistas limeños es acertado, pero no advertir la gravedad del problema sin resolver es normalizar este tipo de abusos a la libertad sobre todo cuando la ex ministra Mirtha Vásquez  afirma que hay que tolerar el accionar de los ronderos pese a que “no todos los Derechos Humanos son respetados por el derecho consuetudinario” sobre el que se respalda constitucionalmente la Ley de Rondas Campesinas.

Enfocar desde la autoridad el problema intercultural del Perú en el secuestro de los periodistas, tal como lo ha hecho Pedro Castillo y su gobierno, sin darle la importancia debida, esto es, sin darle más participación a los especialistas en el tema intercultural: antropólogos, sociólogos, lingüistas, comunicadores y sicólogos sociales. Más aún cuando el Perú, desde antes del Virreynato ya era un país interculturalmente diverso y fragmentado, tal como lo advierte el historiador Waldemar Espinoza Soriano. Fracasos recientes para las ciencias sociales son las experiencias sufridas en Uchuraccay y Bagua en cuanto a la interculturalidad en el Perú. La actitud del gobierno de Pedro Castillo no es la acertada, por el contrario, regresa en la Historia al intentar politizar a su favor el problema.

Por otro lado es cierto que la condición de los profesionales del periodismo ha sido disminuida. El periodismo es una de las profesiones, de por sí, más riesgosas. Pero su valoración se ha estandarizado. La masificación de los medios de comunicación y la acción de las redes sociales en la Internet han desvalorizado al periodismo y la profesión del periodista, industrializando su formación técnica, en vez de destacar su rol social en los aspectos filosófico, ético y moral como especialista en la comunicación. Este fenómeno es propio no sólo del periodismo, sino también se experimenta en otras profesiones, como la docencia por ejemplo, que se han visto desvalorizadas socialmente en las últimas décadas.

El número de periodistas desparecidos en América Latina sigue creciendo. Siendo una región del Hemisferio Occidental, el periodismo en América Latina es tan riesgoso como en Afaganistán, Pakistán o algunos países africanos.

El roce, la fricción y las malas relaciones del gobierno de Pedro Castillo con la prensa peruana e internacional han sido una constante, pero normalizar el problema identificando razones interculturales en un contexto político altamente polarizado es dar la apariencia de un experimento de laboratorio totalmente controlado.

*POR JULIO HERRERA: Periodista, escritor y antropólogo egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Director del Foro de Periodistas.

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