PORTADA HISPANA.-

16 MILLONES DE PERUANOS ENTRARÁN EN EMERGENCIA HUMANITARIA POR FALTA DE ALIMENTOS SI LA SEQUÍA SE PROLONGA HASTA MARZO DEL 2023

PRONÓSTICOS CIENTÍFICOS.-

«La ausencia de lluvias en la región andina se debe al fenómeno de La Niña, que por tercer año consecutivo persiste en el Pacífico tropical ecuatorial durante septiembre, octubre y noviembre. El patrón anómalo de vientos secos reseca la atmósfera, inhibe la producción de lluvias y reduce significativamente las precipitaciones y nubosidad. Por eso, en el día hay temperaturas más altas de lo usual y por la noche, al no haber nubosidad, descienden y se registran heladas. Afecta a los requerimientos de los cultivos que están en temporada de siembra”, explica Grinia Ávalos, subdirectora de Predicción Climática del Servicio Nacional de Metereología e Hidrología Senamhi, quien añade que sin embargo se espera que las lluvias puedan llegar a fines del mes de diciembre.

Por su parte, los cálculos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) muestran que «hay un 75% de probabilidades de que La Niña persista durante el periodo diciembre-febrero 2022/2023 y un 60% de probabilidades para el periodo enero-marzo».

FAO: EL PERÚ EN EMERGENCIA ALIMENTARIA.-

De prolongarse la sequía en la sierra el Perú entrará en una crisis alimentaria. La ausencia de seguridad alimentaria en el Perú es un problema que el país arrastra hace varias décadas, específicamente desde que empezó la última migración del campo a la ciudad como consecuencia de la violencia de Sendero Luminoso. Por esta razón, el organismo de la ONU encarga de supervisar la producción de alimentos en el mundo, la FAO, ha calificado al Perú como el país con mayor población en situación de emergencia alimentaria de la zona americana.

El abastecimiento de alimentos de las grandes ciudades se consigue pagando un alto precio que es la desnutrición y la anemia de millones de niños peruanos en el campo y en los cinturones de pobreza que rodean a las principales capitales: Lima, Chiclayo, Chimbote, Piura, Trujillo, Ica, Iquitos. La debilidad física y mental de nuestra población se ha visto traducida en cifras concretas durante esta pandemia: El Perú ocupa el segundo lugar en el mundo en fallecidos por millón de habitantes, después de Estados Unidos. El dato que se maneja a nivel mundial desde China, Europa hasta América Latina es que el coronavirus ha golpeado a los sectores sociales más pobres principalmente.

Estamos evaluando la crisis de seguridad alimentaria que es endémica en el Perú a partir de un hecho real que llevó al fracaso de las autoridades en lo que respecta a la política aplicada para contener el avance del coronavirus en el país: La cuarentena fracasó y fue levantada de facto porque el pueblo simplemente empezó a desobedecer a la autoridad y se volcó desesperadamente a las calles en busca del sustento económico. La total ausencia de una política de seguridad alimentaria en nuestro país –en todos los gobiernos de turno- ha sido la verdadera causa del fracaso de la medida de cuarentena. Si bien la informalidad económica, financiera y laboral del 70% de la Población Económicamente Activa PEA es uno de los factores por los que fracasó la medida de cuarentena, este hecho corresponde a la realidad comparativamente superficial con otros países en donde también se aplicaron las mismas medidas: cuarentena, aislamiento social, toque de queda, pago de bonos, etc. Atribuir el fracaso de la cuarentena al problema de la informalidad económica y a la ineficiencia en el pago de bonos es ocultar e invisibilizar un problema mucho más profundo y fundamental en el manejo de la economía del Perú, que es la ausencia total de seguridad alimentaria.

Mientras tanto las autoridades del actual gobierno, ni el Ministerio de Agricultura, ni la Autoridad Nacional del Agua se han manifestado oficialmente al respecto.

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