César ORTIZ ANDERSON

Presidente de APROSEC

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El problema que hoy nos inquieta y atemoriza por una importante delincuencia extranjera que es y hay que señalarlo mayoritariamente venezolana, empezó cuando en forma por demás irresponsable, sin medir el riesgo al que se ponía la seguridad ciudadana de todos los peruanos, empezó en el breve gobierno de PPK, que cometiendo un grave error al abrir sin control de tamiz alguno las fronteras del Perú, sobre todo la frontera norte que como resultado se obtuvo en los últimos años un ingreso de más de un millón quinientos mil venezolanos, que podrian ser mucho más ya que la corrupción jugo un papel muy importante para ingresar previo pago el ingreso por nuestras fronteras incluso con armas de fuego, no se tenía ni se tiene una adecuada política migratoria ordenada y articulada en control con otras instituciones, se han admitido a cientos de miles extranjeros sin filtro alguno, sin solicitar antecedentes policiales y judiciales, bastaba en algunos casos una simple y claro esta falsa en la mayoría de los casos de una declaración jurada. Ya en el inicio del desgobierno de Castillo hubo un desborde total de este fenómeno, miles de ciudadanos de Lima y otras ciudades del país comenzaron a ver caras cientos de nuevas caras de venezolanos en las esquinas de los semáforos tratando de buscar algún tipo de ayuda económica, es allí donde realmente se desborda el control sobre muchas de estas personas, en este punto quiero aclarar que de lejos la cantidad de ciudadanos venezolanos de bien que ingresaron a nuestro país a buscar trabajo de forma honesta y honrada, pero hubo un porcentaje entre un 2 y 5 % de acuerdo al análisis de ingreso en los últimos 4 años, que si estaban con problemas con la justicia de su país y en algunos casos pertenecían a organizaciones delictivas muy peligrosas como «Los Malditos del Tren de Aragua», recordemos que tres años antes de pandemia la policía ya venía enfrentando con mucho esfuerzo a nuestra propia delincuencia, con el ingreso de un número importante de esta delincuencia extranjera la inseguridad ciudadana se empezó a desbordar, hubo un incremento de la delincuencia violenta, con nuevas modalidades delictivas, con enfrentamiento en varias zonas de muchos distritos, principalmente de la zona norte de la ciudad capital, donde se enfrentaban por el control y supremacía de un manejo de la venta de droga, prostitución, extorsión, sicariato y otros delitos en general.
No se tiene claro en la actualidad cuantos ciudadanos venezolanos están hoy en la ilegalidad, ni que están haciendo realmente, lo que si podemos señalar es que el año 2016 había 36 venezolanos en nuestro Sistema Penitenciario y a diciembre del año 2022, el año pasado teníamos 2,295 ciudadanos venezolanos y en menores cifras de otras nacionalidades, adjunto cuadro de la delincuencia extranjera en nuestro sistema penitenciario según última cifra INPE, que adjuntamos.
La delincuencia y la violencia no desaparecen se trasladan refiriéndome al tema de los extranjeros que limpian vidrios y ha causado diversas reacciones en autoridades y ciudadanía, lo que se debe tener es una visión integral de la problemática, sentar las bases con una respuesta integral y articulada, empezando según mi opinión sincerando con Migraciones, Interpol, Policía, Serenazgos, sincerando en qué estado migratorio se encuentran los extranjeros indocumentados en el País, pero paralelamente trabajar una urgente modernización en nuestra Policía Nacional, demostrando de parte de este gobierno una verdadera voluntad política como lo está haciendo Chile en este momento.
Finalmente, hasta que se comience a trabajar mejoras en la seguridad ciudadana, que hoy se ha incrementado el riesgo de ser la próxima víctima del abanico de delitos que se dan en el país, no hablamos solo de percepción, hablamos ya de victimización, recomendamos a la ciudadanía en general asumir una cultura de seguridad preventiva como norma de vida en todos los ámbitos, no cometer errores de seguridad en nuestra día a día, ser solidarios como vecinos y no enfrentar a una delincuencia armada que está dejando mal heridos o muertos a sus víctimas.

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