POR CARLOS DE LA TORRE PAREDES -ANALISTA POLÍTICO

La Inteligencia Artificial (IA) parece haber llegado para cambiar el mundo. Todos se encuentran interesados en el tema, algunos desde la cautela y otros desde la emoción. El hecho es que hemos entrado en una nueva etapa de la historia de la humanidad y el impacto probablemente será tan importante como lo fue el internet.

Recuerdo que, cuando recién ingresaba a la universidad, la generación de mis padres se quejaba de la facilidad que existía en ese momento para conseguir información. La perorata de haber ido a bibliotecas a pelear los pocos ejemplares de algún libro que se necesitaba era de lo más común en casa y en las aulas. Ahora los muchachos ya ni tienen que buscar, la IA encuentra la información por ellos y se las entrega procesada.

La reflexión, errada, de que todo tiempo pasado fue mejor, generaba esa especie de romanticismo por la poca funcionalidad de tener que esperar por la información. El internet aceleró todo. La información estaba a un clic de distancia y generó nuevos canales de comunicación que cambiarían los procesos productivos.

Vale recordar que las revoluciones industriales del siglo XIX trajeron miedo a la sociedad, pues el mundo empezaba a avanzar cada vez más rápido, volviendo todo incierto. Ese miedo permitió escribir la primera novela considerada como ciencia ficción: Frankenstein, de Mary Shelley. Una crítica, una burla al progreso y una muestra del terror conservador frente a los nuevos tiempos que perfilaba la electricidad.

Entonces se habló de empleos que se pierden, de tradiciones que se consumen en los recuerdos de la senectud, de un mundo peor en el cual vivir. Pero, como sabemos, las cosas no salieron tan mal después de todo. El mundo se adaptó a las nuevas tecnologías, y los trabajos que desaparecieron fueron reemplazados por nuevos trabajos, adecuados a esas prótesis productivas que generan las revoluciones tecnológicas.

El ser humano es un animal que depende de sus prótesis para subsistir, por lo que la búsqueda de la eficiencia es permanente. Ha sido así desde que podemos considerarnos humanos: las armas, como extensión eficaz de nuestros brazos; los cubiertos como extensión de nuestros dedos; los lentes, el fuego, la electrónica, los celulares, las redes sociales… todo, sirve para hacer más fáciles todos los procesos de nuestras vidas. Y el ser humano siempre se adapta a sus prótesis, y en ese proceso genera productividad.

La Inteligencia Artificial no es más que otra prótesis para el ser humano. Es una herramienta que, por lógica, nos permitirá ser más eficaces y resolver más rápido los problemas a los que nos enfrentamos. En su momento, el internet aceleró totalmente la capacidad de recibir y procesar información. La Inteligencia Artificial es la extensión de eso. Encontrar información ahora será más sencillo y por lo tanto se debería llegar más rápido a conclusiones.

Claro que se deben cuidar estándares respecto a cómo se elige, interpreta y difunde la información desde la IA, pero eso deben hacerlo las entidades que incorporen esta nueva tecnología a sus procesos.

La IA podría permitir, desde lo público, el reducir, realmente, los procesos administrativos de la burocracia estatal. Una verdadera simplificación administrativa debe ir de la mano con su implementación a todos los procesos (asumiendo que ya todo se encuentra digitalizado).

El sector público podría funcionar mucho mejor si la IA se implementara en todo el gobierno digital, pues permitiría la sistematización y análisis de la información en pocos segundos, y tiene utilidad en todos los ámbitos de la administración pública.

Incluso, desde lo judicial, la posibilidad de que una IA contribuya brindando conclusiones en los distintos casos, que serían analizadas por los jueces para dar su veredicto, podría reducir juicios que duran años a pocos días. Desde la Contraloría, bastaría utilizar una IA específica para analizar las contrataciones públicas, en búsqueda de alertas, algo que también podría servir para el control ciudadano, facilitando el acceso a la información pública.

Respecto a los distintos niveles de gobierno, se podría organizar y sectorizar la información de forma muy rápida, lo que contribuiría a que se realicen las gestiones necesarias en pro de la ciudadanía.

Debemos aceptar que nos encontramos en una nueva era y que la tecnología y los procesos productivos cambiarán y moldearán a la sociedad, como siempre lo ha hecho el desarrollo tecnológico.

Publicado en Expreso

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