SEMANA DE LITERATURA 2025.
«70 años de «Los gallinazos sin plumas» (1955) de Julio Ramón Ribeyro».
Del 2 al 6 de junio | 7:00 p. m.
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Por el 70 aniversario del cuento “Los gallinazos sin plumas” (1955) del escritor peruano Julio Ramón Ribeyro, rendimos homenaje a uno de los relatos más icónicos, simbólicos y perdurables de la literatura hispanoamericana contemporánea.

En 1955, en medio de un Perú que apenas comenzaba a urbanizarse, el joven escritor limeño Julio Ramón Ribeyro publicó uno de los cuentos más impactantes de la narrativa breve latinoamericana: Los gallinazos sin plumas. Setenta años después, el relato continúa estremeciendo, provocando reflexión y exponiendo sin filtros la cara más oscura de las grandes ciudades, allí donde la miseria se mezcla con la infancia, el abuso con la supervivencia, y la humanidad con su degradación.

El cuento nos transporta al basural de una ciudad reconocible pero anónima —aunque fácilmente identificable con Lima— donde dos niños, Enrique y Efraín, son forzados por su abuelo Don Santos a recoger desperdicios del muladar para alimentar a su cerdo Pascual. Esta imagen, grotesca y realista, se convierte en símbolo de la degradación social y moral en la que se ven envueltos los más pobres, donde los niños dejan de ser niños para convertirse en instrumentos de subsistencia.

El título, “Los gallinazos sin plumas”, es en sí mismo una metáfora poderosa. Los gallinazos —aves carroñeras— sobrevuelan la basura, lo inerte, lo desechado por la sociedad. Pero Ribeyro va más allá: estos gallinazos no tienen plumas, están desnudos, expuestos, vulnerables… son los niños. Son las vidas humanas olvidadas, aquellas que ni siquiera alcanzan el estatus de víctimas porque la sociedad no se permite mirar tan abajo.

Prosa para una realidad desnuda

Ribeyro escribe con un estilo seco, austero, carente de adornos. Pero esa sencillez no es superficial, sino punzante. Cada frase tiene la precisión de un bisturí: disecciona, revela, hiere. El cuento no busca sentimentalismos; muestra. Y en esa mostración directa reside su mayor impacto.

Julio Ramón Ribeyro, cronista de lo marginal y lo desilusionado, no fue un escritor de heroicidades. Su universo está habitado por perdedores, solitarios, exiliados y miserables. En Los gallinazos sin plumas, alcanza uno de los puntos más altos de ese universo. La ciudad, como monstruo devorador, transforma a los seres humanos en residuos de sí mismos.

Un cuento referencial

Leído hoy, en 2025, el cuento parece aún más vigente. Las brechas sociales, el trabajo infantil, la violencia doméstica, la indiferencia del Estado y el abandono de los más vulnerables son problemas que persisten —y que incluso se han agudizado en algunas zonas urbanas de América Latina.

La vigencia de Los gallinazos sin plumas no es sólo literaria, sino ética. Nos enfrenta a una pregunta que continúa sin respuesta: ¿cómo es posible que permitamos que la infancia sobreviva en medio del fango y la basura?

70 años de un clásico latinoamericano

Publicada inicialmente en la antología Cuentos de circunstancias, Los gallinazos sin plumas ha sido traducido a varios idiomas, incluido el francés y el alemán. Es parte de los programas escolares y universitarios del Perú y de otras partes del mundo, y se estudia como paradigma del cuento social, del realismo crítico y de la literatura urbana.

Este aniversario no solo celebra un cuento; celebra una advertencia literaria, un espejo oscuro que Ribeyro nos ofreció con valentía. En tiempos donde las noticias parecen ficción y la realidad supera lo imaginable, Los gallinazos sin plumas nos recuerda que el arte literario tiene la fuerza para narrar, conmover y denunciar.