(PORTADA HISPANA 07 / 02 / 2022) Han pasado tres días desde que en mensaje a la Nación el presidente Castillo anunció que reemplazaría a Héctor Valer -quien estuvo por tan sólo dos días en el cargo de Presidente del Consejo de Ministros- y todavía no tenemos titular de la PCM.

La falta de operadores políticos y la incapacidad de esta gestión para llegar a consensos en favor de la gobernabilidad del país se manifestó desde el 28 de Julio mismo del Bicentenario cuando por primera vez en la Historia del Perú un Presidente Constitucional asumió el cargo sin contar con primer ministro.

Pero no sólo es la incertidumbre de quién será el próximo titular de la PCM, sino que la duda es mayor porque no sabemos cuál será el rumbo político que tomará este gobierno tras la ruptura con el sector más “caviar” de la izquierda, Nuevo Perú de Verónika Mendoza, partido identificado con el socialismo de izquierda, el mismo sector reinventado y reflotado con el que en muy parecidas circunstancias Ollanta Humala ya en el poder en el año 2011 desligara de su partido nacionalista disolviendo la alianza que lo llevó al poder: Partido Nacionalista – Gana Perú.

Con respecto a si el gobierno de Pedro Castillo continuará con Perú Libre de Vladimir Cerrón, eso ni los mismos cerronistas lo saben.

Incluso hay voces desde la izquierda radical que denuncia que el gobierno de Castillo está a punto de dar un giro político hacia la derecha internacional, luego del abrazo -importante gesto político- entre Pedro Castillo y Jair Bolsonaro en Brasil la semana pasada.

Es decir, este gobierno es una incertidumbre total, un misterio político que bien coincide con las declaraciones de Pedro Castillo cuando afirmó que estaba en el poder “para aprender”. Todo parece ser efectivamente producto de una prueba de ensayo y error.

Haciendo un paralelo con el gobierno de Ollanta Humala, ahí hubo un giro en plena segunda vuelta. Humala desechó el discurso de la Gran Transformación, más pegado a la izquierda y lo cambió por la Hoja de Ruta -luego de su viaje a Washington y su reunión con Barack Obama en la Casa Blanca-, otro plan de gobierno completamente distinto al discurso que manejó en dos elecciones presidenciales, más condescendiente con el sistema económico internacional y el “piloto automático”. Así Ollanta rompió primero su alianza con Gana Perú, conformada por la Izquierda Socialista, el Frente Amplio e incluso Patria Roja, para después romper su alianza en el Congreso con Perú Posible y Acción Popular para gobernar prácticamente solo los cinco años que duró su gestión rodeado de sus más cercanos colaboradores: Abugattás, Islas, Gastañadui y Otárola.

En el caso de Pedro Castillo, primero Perú Libre no es su partido, sino de Cerrón, y tampoco cuenta con la mayoría abrumadora en el Congreso con la que gobernó Ollanta Humala quien sí era el líder único y fundador del Partido Nacionalista.

Ante esa situación a Castillo en el caso de querer gobernar sólo sin Perú Libre y sin la izquierda caviar, no podría, a no ser que cierre el Congreso, intención que Valer dejó entrever con lo de la “bala de plata” y la “bala de oro”. Pareciera que un sector del gobierno apunta en esa dirección.

Lo otro sería enfrentarse a un proceso de vacancia o un juicio político que en opinión de los expertos sí es viable y está contemplado en la vigente Constitución.

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