Por Yuri Ivan Zúñiga Castro

Presidente del Grupo Anticorrupción del Perú

Los campos de concentración de Auschwitz en Cracovia, Mauthasen en Austria, Dachau en Munich, Sachsenhausen en Alemania nazi, Ravensbruck Berlin, representan las cárceles políticas de todo el mundo del fascismo clásico, de la dictadura fascista, de los crímenes, torturas, abusos de las libertades públicas liquidadas, donde los fusilamientos del terror son de motivación política, donde el derecho a la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física quedando totalmente vulnerada, sin igualdad ante la ley, con discriminación por su origen, raza, religión, opinión, los derechos de libertad de conciencia y religión, son perseguidos por razón de ideas o creencias, opinar es un delito, sin libertad de información, opinión, expresión y difusión de pensamiento mediante la palabra oral o escrita, los libros son quemados, la prensa prohibida, sin medios de comunicación, los derechos no existen.

Los campos de concentración son el encarcelamiento de los ideales, son la represalia, detención, el asesinato, la ley marcial, con su propia Constitución, es el engaño, la manipulación de los cleptócratas paranoicos.

Es el genocidio justificado en las guerras, en los golpes militares, desde los tiempos de la esclavitud, del coloniaje, de la vil explotación, del saqueo al patrimonio del estado, sobornos, malversación, asignación de fondos, escándalos financieros y políticos, el fraude electoral (partido único), el tráfico de influencias, transgresiones administrativas.

Los campos de concentración de las Juntas militares de Adolfo Hitler 1934 -1945 en España, Augusto Pinochet 1973-1990, Chile,  Jorge Rafael Videla 1976-1981, Argentina,  Fulgencio Batista 1940-1959, en Cuba, el clan familiar de los  Anastasio Somoza, Debayle, García y Reyes desde 1937-1978, en Nicaragua, Francisco Franco 1936-1975, en España, Benito Mussolini 1922-1945 en Italia, Rafael Trujillo 1930-1961 en República Dominicana, entre cientos de dictadores militares.

Las características de los dictadores son sus campos de concentración: los muertos que ocasionan en las guerras son millones, en sus dictaduras son miles, 15 mil, 30 mil muertos, las comisiones de la Verdad y Reconciliación, nos proporcionan el informe preciso del daño ocasionado en vidas humanas, incluyendo desaparecidos.

Los dictadores en sus campos de concentración, se toman su tiempo en el poder por décadas, hasta clanes familiares. Se enriquecen ilícitamente con millones de dólares en el extranjero, paraísos fiscales, uso de testaferros, lavado de activos, criminalidad organizada, delitos de corrupción para su enriquecimiento.

Los dictadores violan todos los derechos humanos, son capaces de mandar a prisión a sus opositores como Nelson Mandela,  presidente de Sudáfrica en 1994,  detenidos por décadas, 28 años, cadena perpetua, 1962 detenido, 1964 sentenciado, 1990 liberado, el caso de José Mújica con 15 años de prisión, presidente 2010-2015 de Uruguay.

Nelson Mandela,  ex presidente de Sudáfrica, sufrió persecución política por enarbolar la práctica de la “no violencia” y luchar por la abolición del “apertheid” en una época en la que la opresión y la tiranía eran abiertamente notorias. En el siglo XXI, las sociedades civilizadas, en el mundo occidental, no pueden retroceder nunca más hasta ese tipo de regímenes en los que se prohíbe la libertad de pensamiento y la libertad de expresión, en donde se persigue a las personas por su filiación política  o por sus ideas, regímenes en los que no hay democracia o en los que la democracia no es una democracia plena, como es el caso actualmente en Venezuela. En esta nueva época en la que la tecnología  y las comunicaciones han revolucionado el mundo, estas mismas herramientas deben ser utilizadas para garantizar mayores derechos a todas las personas hacia una libertad y una democracia   cada vez más plenas como un proyecto que todavía se encuentra inconcluso, en construcción.

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