Foto: Ministerio de Defensa del Reino Unido

POR CARLOS DE LA TORRE PAREDES -ANALISTA POLÍTICO

Hace pocos días, Yevgueni Prigozhin, empresario y político ruso, jefe de Wagner, el ejército mercenario que le ha traído más victorias a Rusia en lo que va de la guerra contra Ucrania, admitió, en su canal de Telegram, que la campaña militar rusa había sido un fracaso, a pesar de que la semana pasada anunciaba la tan ansiada captura de la ciudad de Bajmut por parte de sus mercenarios, y la retirada de sus tropas el 25 de mayo, dejándole la posta a las fuerzas armadas rusas.

Sin embargo, los hechos concretos son que, para el cierre de esta columna, las luchas continuaban en las periferias de Bajmut, principalmente al sur. Además, la ciudad, según la gran mayoría de analistas, no es una posición militar relevante, sino que se convirtió en una especie de símbolo o trofeo para ambos bandos, que han luchado calle a calle por aproximadamente 10 meses.

Según dijo Prigozhin, el fracaso de la campaña se debía a que no se había logrado ninguno de los objetivos planteados en un primer momento y, más bien, Ucrania se había fortalecido internacional y militarmente. También reconoció el compromiso de los soldados ucranianos con su objetivo, comparándolos con los rusos que lucharon contra los nazis. Y advirtió que, en Rusia, el descontento por la guerra y la cantidad de muertos, que parece no importarle a las élites políticas y económicas, “puede terminar como en 1917, en una revolución”.

¿Pretensiones políticas de Prigozhin? ¿Acaso planea dejar a Putin y a sus élites como los malvados frente a su país y al mundo mientras él se muestra como el héroe que capturó Bajmut? ¿Ha sido solo una rabieta?… o ¿quizás una extraña estrategia para distraer al enemigo? Solo el tiempo lo dirá.

Pero para quienes seguimos con interés la geopolítica internacional, estas declaraciones solo confirman lo que ya era obvio: Rusia cada día se aleja más de esa victoria vaticinada por supuestos gurús internacionalistas y rabiosos antioccidentales de redes sociales, que estaban convencidos de que Ucrania no duraría más que una o dos semanas; lo que ha mellado la autoridad de Putin frente a su país y el mundo.

Van quince meses de conflicto, y el relacionamiento internacional de Rusia, que tradicionalmente ha estado basado en la negociación desde su poder bélico, económico y energético, se ha visto fuertemente golpeado.

A pesar de ser considerado por muchos analistas como el segundo ejército más poderoso del mundo, hasta hace unos días, en lo que va del conflicto, Rusia había perdido 1,982 vehículos blindados, frente a los 500 que había perdido Ucrania. Una proporción de 4 a 1; todos verificados visualmente, por lo que es probable que las pérdidas sean mayores en ambos casos.

Por su parte, las bajas aún no se pueden determinar, pero, por los constantes reclutamientos de Moscú, la mayoría de analistas asume que también van en pérdida; algo que se refuerza con las imágenes de cadáveres de rusos mostrados por el mismo Prigozhin hace un par de semanas, cuando exigía que le enviaran más municiones y recursos al frente de batalla. Bajo una lectura geopolítica, esto lleva a pensar que, actualmente, Rusia no es capaz de sostener una guerra en igualdad de condiciones, menos aún si se enfrentara a fuerzas tan grandes como las de la OTAN.

A esto se suma el que, desde que inició con su invasión, la imagen de Rusia como potencia nuclear militar no ha dejado de debilitarse: ya nadie cree que Putin se atreva a lanzar una bomba nuclear e iniciar así la destrucción del mundo; algo que se creía posible hasta antes de la guerra.

Finlandia, país limítrofe con Rusia, desde el 4 de abril de este año ya es miembro de la OTAN, algo que Putin dijo que no toleraría, haciendo guiños a la amenaza nuclear. Incluso, el lunes pasado, disidentes rusos, que luchan contra Putin en territorio ucraniano, causaron un revuelo mediático internacional al penetrar territorio ruso por la provincia (óblast) de Belgorod, algo que, también, Putin dijo que no toleraría.

Las razones por las que Rusia no ha lanzado una bomba nuclear pueden especularse libremente, sin embargo, lo más lógico es pensar que al país no le serviría, no sería estratégico, pues implicaría su propia destrucción de forma inmediata, ya que la respuesta más probable de Occidente sería iniciar una guerra nuclear.

Por lo que se puede considerar que el fracaso en la guerra contra Ucrania ha convertido a todo el poder armamentístico de Rusia en un gran elefante blanco o, más bien, ha convertido al gobierno de Putin en un oso que se ha quedado sin garras.

Publicado en Expreso

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