Foto: Kené shipibo en La Casa de Freja

Un libro, una película, una obra de teatro, un museo, un videojuego…. Detrás de esos productos y servicios, se encuentra la industria cultural. Un sector imprescindible en cualquier sociedad y que, además, genera riqueza, empleo e innovación.

De hecho, la contribución de los sectores cultural y creativo a la economía global es considerable. El sector cultural representa el 3,1 % del producto interno bruto (PIB) mundial5 , y la UNCTAD calcula que en 2020 los bienes y servicios creativos representaban el 3 % y el 21 % de todas las exportaciones de bienes y servicios, respectivamente. Además, los sectores cultural y creativo generan el 6,2 % de todo el empleo, esto es, casi 50 millones de puestos de trabajo en todo el mundo6 y emplean a más jóvenes (de entre 15 y 29 años) que otros sectores. La economía creativa promueve la inclusión social, la diversidad cultural y el desarrollo humano, factores que hacen que los sectores creativos resulten cruciales para la implementación de la Agenda 2030.

Hasta antes de la pandemia del covid 19,  el Instituto Nacional de Estadística e Informática calculó en el marco del Proyecto de la Cuenta Satélite de Cultura en los países del Área Andina, midiendo la participación de cuatro segmentos culturales como Audiovisual, Libros y Publicaciones, Artes Escénicas y Música y se determinó que en el Perú aportaron el 0,87% del Producto Bruto Interno, siendo el Audiovisual el que representó el 51,1% del Valor Agregado Cultural. En efecto, uno de los objetivos a largo plazo del Ministerio de Cultura del Perú es incrementar exponencialmente de 1% a 10% la participación de las industrias culturales en el producto bruto interno (PBI) nacional, no solo con la producción de cine y libros, sino también con emprendimientos alrededor de las huacas, el desarrollo de nuevas tecnologías

En España, el sector cultural aporta un 2,2% del PIB nacional, una cifra que alcanza el 3,2% si se suman las actividades económicas vinculadas con el patrimonio cultural, según los últimos datos oficiales del Ministerio de Cultura y Deporte. Este sector genera 690.800 empleos, un 3,5% del total del país, y engloba 128.741 empresas. A nivel europeo, la industria suma 1,2 millones de empresas y da trabajo a 8,7 millones de personas, el 3,8% de los puestos de empleo de la región.

Por su parte,  en América Latina y el Caribe, se calcula que la cultura aporta un 2,2% del PIB y genera alrededor de 124.000 millones de dólares. Solo en Brasil, la aportación de este sector a la economía se cifra en un 10% del PIB nacional, mientras que en países como México, Colombia o Argentina oscila entre un 2% y un 7%.

Estas cifras ponen de manifiesto el peso que la industria cultural ya tiene en la economía, pero también su margen de crecimiento. Para lograr ese crecimiento, las tecnologías digitales juegan un papel fundamental, de acuerdo con la UNESCO. Por eso, el emprendimiento cultural es una oportunidad para muchos emprendedores.

El emprendimiento cultural, una forma de innovar en el sector

Pasión, curiosidad, resiliencia… Estas son algunas de las características comunes que definen a todos aquellos que sacan adelante sus proyectos innovadores a partir del germen de una idea. Sin embargo, en función de sus cualidades, intereses y entornos, es posible diferenciar entre varios tipos de emprendedores y emprendimientos. Conocerlos e identificarse con alguno de ellos es relevante para impulsar relaciones con otros actores del ecosistema.

La globalización, los avances tecnológicos y la expansión de internet han cambiado los hábitos de consumo y la manera en la que la población se relaciona con la cultura. También ha creado nuevas oportunidades de negocio para cualquier usuario, que puede explotar sus capacidades creativas en el mundo digital para desarrollar iniciativas dentro del sector.

El emprendimiento cultural busca, precisamente, aprovechar este escenario para generar nuevas soluciones dentro de la industria, combinando innovación y creatividad. Para ello, no basta con tener ideas, sino que se necesita seguir una estrategia para hacerlas realidad.

Pasos para emprender en el sector cultural

Al igual que ocurre con otras empresas, cuando se opta por el emprendimiento en el mundo de la cultura es necesario seguir unos pasos para pasar de la idea a la realidad.

Hacer un estudio de mercado

Analizar el mercado para averiguar si la idea puede aflorar en el sector es el primer paso para emprender en el sector cultural. Para saber si una propuesta puede aportar valor y atraer a la audiencia, es necesario conocer las tendencias, las preferencias del público, los retos y los posibles competidores.

Actualmente, por ejemplo, los videojuegos se están posicionando como uno de los métodos de entretenimiento favoritos de la población, especialmente entre los jóvenes. En Estados Unidos, por ejemplo, los jóvenes pasan una media de entre 11 y 13 horas jugando, según los datos del estudio ‘Digital Media Trends de 2022’ elaborado por Deloitte. De esta forma, conocer los gustos del público puede ayudar a los emprendedores del sector cultural a analizar la viabilidad de su proyecto y a orientarlo mejor a cada audiencia.

Para que un estudio de mercado resulte exitoso, los emprendedores culturales también deben ser honestos y tener en cuenta las capacidades y necesidades de su proyecto. Es decir: admitir tanto sus recursos como sus limitaciones.

Elaborar un plan de empresa

A la hora de llevar a cabo un emprendimiento cultural, es fundamental definir cómo se desarrollará el negocio.

En este sentido, hay una herramienta que juega un papel fundamental: el plan de empresa, un escrito que describe el proyecto y analiza su viabilidad técnica, financiera y económica. Este documento es de vital importancia de cara a conseguir financiación, por lo que debe detallarse de la mejor manera posible. En él, debe incluirse:

  • Descripción de la empresa. Se recoge su actividad, la audiencia a la que va dirigida, su propósito, sus objetivos a medio y largo plazos, sus valores corporativos y su método para conseguir ingresos.
  • Descripción del servicio o actividad cultural que se va a desarrollar. Se incluyen las necesidades que cubre, el público al que se dirige y sus elementos diferenciadores respecto a otros proyectos ya existentes.
  • Análisis del mercado y la competencia.
  • Forma jurídica de la empresa y estructura.
  • Estrategia de marketing. Debe reflejar cómo se espera llegar al público objetivo de la compañía.
  • El plan financiero. Recoge una estimación de los gastos e ingresos del proyecto, de los recursos que se disponen y la inversión adicional que sería necesaria para desarrollar el proyecto.
  • El plan de contingencia. Refleja los riesgos que podrían surgir al desarrollar el proyecto y la manera en la que se afrontarán.

¿Cómo financiar un proyecto cultural?

A la hora de recaudar fondos para desarrollar un emprendimiento cultural, existen multitud de vías con las que los emprendedores pueden conseguir la financiación para sus proyectos. En el ámbito de la cultura, algunas de las más destacadas son:

  • Mecenazgo cultural. Un grupo de personas (mecenas) aportan fondos para ayudar al desarrollo o conservación de un proyecto creativo. En 2018, el Museo Thyssen recurrió con éxito al mecenazgo cultural para recaudar los fondos necesarios para restaurar el cuadro ‘La Plaza de San Marcos en Venecia’, del artista italiano Canaletto.
  • Las campañas de ‘crowdfunding’. Tipo de micromecenazgo que se desarrolla en plataformas digitales: los usuarios realizan donaciones, ya sea de manera altruista o a cambio de pequeñas recompensas, para financiar un proyecto. Verkami o Kickstarter son ejemplos de plataformas de ‘crowdfunding ‘en la que los artistas buscan financiación para sus proyectos.
  • Programas de financiación de fundaciones privadas. Las empresas privadas pueden convocar becas y ayudas con las que los creadores consiguen financiación para desarrollar sus proyectos. Es el caso, entre otros ejemplos, de la Fundación BBVA.
  • Subvenciones públicas. Las administraciones públicas ofrecen ayudas para el desarrollo de proyectos relacionados con la cultura.
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Además de estos métodos de financiación, los emprendedores que quieran desarrollar un proyecto cultural también pueden recurrir a ‘business angels’ (inversores privados), incubadoras o aceleradoras de startups, fondos de capital riesgo o los préstamos bancarios, entre otras opciones.

Ejemplos de emprendimiento cultural con éxito

Existen varias empresas que pueden englobarse dentro de lo que se considera emprendimiento cultural y que han combinado la creatividad con la innovación y las nuevas tecnologías. Estos son algunos casos de éxito:

  • Fourvenues.  Startup tecnológica de origen español que ha desarrollado un software de gestión avanzada capaz de automatizar los procesos para organizar festivales, conciertos y locales de ocio nocturno.
  • WNDR Museum. Este proyecto estadounidense reinventa el modelo tradicional de museo para ofrecer experiencias interactivas e inmersivas donde el arte es el principal protagonista.
  • Homo Faber Guide. Desarrollada por la Fundación Michelangelo para la Creatividad y la Artesanía, se trata de una plataforma digital creada para impulsar la labor de los artesanos europeos, que pueden mostrar y difundir en ella sus trabajos creativos.

Fuentes: INEI, Perspectiva de la Economía Creativa 2022, Fundación BBVA, El Peruano

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