César ORTIZ ANDERSON

Presidente de APROSEC

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En la escalada del conflicto Israel – Hamás hay una tema que causa extrema preocupación y es el efecto de la propaganda que Hamás lanza al mundo victimizándose y escondiéndose detrás de la población civil de Gaza a quien mantiene bajo su dominio.

Para países como Perú que vivieron la experiencia traumática del terrorismo genocida, no es tan difícil comprender la reacción de Israel contra Hamás. Sin justificar el ataque contra la población civil de Gaza por un lado, y remitiéndonos a la historia reciente, sabemos que no puede haber otra salida contra el terrorismo que el combate hasta su total desmantelamiento como organización. Sin embargo, en muchos países se están presentando manifestaciones contra Israel por el ataque iniciado en contra de la Franja de Gaza y las víctimas entre la población civil.

En un conflicto que enfrenta a los pueblos israelí y palestino de forma ancestral, y no sólo desde hace 70 años, como se afirma en los medios, debemos recordar que el Hamás (y todo grupo terrorista) es enemigo de la humanidad por la forma demencial en la que se comporta. En el caso del ataque contra Israel, el grupo Hamás, a diferencia de anteriores ataques terroristas, tuvo como objetivo el asesinato de la población israelí. En la espiral de violencia que el Medio Oriente vive hace décadas por la creación del moderno Estado de Israel, en esta última oportunidad no han sido bombas en aviones ni embajadas los objetivos del terrorismo islámico, sino el genocidio y exterminio de la población israelí. Para el caso peruano, los que podemos hacer memoria  comparativamente -salvaguardando las diferencias-, recordamos el atentado de la calle Tarata en Miraflores perpetrado por Sendero Luminoso que generó una reacción de la sociedad civil en contra del terrorismo senderista y que para muchos analistas fue el inicio del fin de Sendero Luminoso. Regresando al caso de Hamás, su accionar demencial contra familias israelíes denota la degeneración de la naturaleza humana evidenciada por el ISIS y el Estado Islámico en la guerra civil siria, grados extremos de violencia en contra de la población civil, genocidio, tortura, decapitamientos, ejecuciones sumarias, secuestros, tráfico de personas, etc. Además, es necesario mencionar que estos grupos extremistas no sólo atacan a Israel o a objetivos cristianos u occidentales, sino que también aterrorizan y asesinan a su propio pueblo con tal de imponer su poder como se ha visto en los múltiples atentados producidos en todo el mundo islámico, por lo que deben ser considerados enemigos de la humanidad.

Finalmente, considerar que la guerra de Israel contra Hamás no sólo es una guerra del pueblo hebreo, sino una guerra del mundo civilizado contra la degradación y la degeneración de la naturaleza humana por la violencia extrema utilizada por el terrorismo.

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